Antonio Saavedra, paciente recuperado de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), compartió su impactante historia en La Mañana de Natagalá.
En el marco de la conmemoración del Día Mundial del EPOC, que se celebra cada tercer miércoles de noviembre, Saavedra relató cómo su diagnóstico de esta enfermedad, considerada crónica e irreversible, fue desafiado por su propio esfuerzo y determinación.
El testimonio de Saavedra es un verdadero ejemplo de resiliencia. A lo largo de su vida, enfrentó múltiples complicaciones de salud, desde problemas cardíacos y pulmonares hasta trastornos gastroenterológicos y psicológicos, muchos de ellos producto de su estilo de vida pasado.
Tras ser diagnosticado con EPOC y recibir advertencias graves de sus médicos, uno de los cuales le dijo que si no dejaba el cigarrillo, su situación sería fatal, Saavedra decidió cambiar radicalmente su rutina.
A través de una rehabilitación respiratoria y un enfoque firme en la actividad física, Saavedra logró mejorar su capacidad pulmonar, superando lo que parecía ser una condena irreversible.
A lo largo de su proceso, su capacidad respiratoria y bronquial mejoraron gracias a entrenamientos físicos constantes. Su historia desafía los principios establecidos sobre el EPOC, pues los médicos habían afirmado que la enfermedad no podía revertirse, solo manejarse con medicación.
"El EPOC es para toda la vida, pero la actividad física hizo que mis pulmones y mi corazón se adaptaran", explicó Saavedra, quien comenzó a correr, algo impensado en sus condiciones iniciales.
Con el tiempo, corrió maratones y se sometió a nuevas evaluaciones médicas que sorprendieron a sus médicos: los nódulos pulmonares desaparecieron, el enfisema remitió y, lo más sorprendente, el EPOC quedó fuera de su diagnóstico. Saavedra dejó de tomar la gran cantidad de medicamentos que antes necesitaba, con la aprobación de su equipo médico.
Su historia es un mensaje de esperanza para quienes atraviesan la enfermedad. "No se trata solo de seguir las indicaciones al pie de la letra, sino de pelear hasta el final", dijo Saavedra, alentando a las personas con EPOC a no rendirse.
Con el apoyo de su red de amigos y entrenadores, como Miguel Gay, y el acompañamiento médico, Saavedra demuestra que, aunque el EPOC es una enfermedad crónica, la lucha y los buenos hábitos pueden hacer la diferencia.
Este testimonio no solo resalta la importancia de la actividad física en el tratamiento de enfermedades respiratorias, sino también el poder de la determinación personal en la superación de diagnósticos aparentemente inquebrantables.
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