Vista por primera vez en el pasado Festival de Sundance y adquirida poco después por Netflix, 'Claroscuro' es una de las grandes apuestas de la plataforma de cara a los próximos Óscar, pero también la ópera prima de Rebecca Hall, actriz que hace bien poco nos demostró de lo que era capaz con su estupenda interpretación en 'The Night House', que debuta en streaming este miércoles 10 de noviembre.

Para su primera película como directora y guionista, Hall tomó como base la novela homónima de Nella Larsen publicada por primera vez en 1929, en parte motivada por la historia real de uno de sus abuelos, un afroamericano que se hizo pasar por blanco durante la mayor parte de su vida. Obviamente, la cuestión racial tiene mucho peso en 'Claroscuro', pero no es el único estímulo de esta notable película protagonizada por unas estupendas Tessa Thompson y Ruth Negga.

¿Engañando al mundo o a sí mismas?

'Claroscuro' arranca con el reencuentro de dos viejas amigas que habían perdido el contacto hace tiempo, pero es casi más importante el dónde suceden los hechos que cualquier otra cosa, ya que Irene (Thompson) se encuentra en un local donde se siente muy incómoda, como si fuese una intrusa en un lugar al que no pertenece.

Eso es algo que Hall subraya resaltando esa sensación de incomodidad, no tardando en descubrir que se debe a que ella es una mujer negra en un lugar en el que las personas de color no son bien recibidas. Su inquietud no deja de crecer, incidiéndose primero en sus intentos por pasar desapercibida, como si quisiera hacerse pasar por una mujer blanca, hasta que alguien la reconoce.

A partir de entonces, 'Claroscuro' es una película en la que el contraste va a ser vital a todos los niveles, tanto por la forma de vida que eligen sus dos protagonistas como por otros detalles como el hecho de que la historia arranque en un caluroso día de verano y concluya en una fría noche de invierno.

Para ello, 'Claroscuro' opta por tomar el punto de vista de Irene, convirtiendo así a Ruth (Negga) en un personaje dependiente de ella pese a ser la coprotagonista. Por ello, siempre existen ciertos matices negativos hacia el hecho de que Ruth lleva una vida basada en hacerse pasar por blanca, logrando incluso engañar a su racista marido interpretado por Alexander Skarsgard.

De hecho, Hall no busca tanto ofrecer un retrato general de la sociedad de la época como uno muy particular, de ahí que los elementos que funcionan más como amenaza queden confinados a situaciones muy concretas, ya que todo gira alrededor de la particular burbuja sobre la que la protagonista ha creado las bases de su vida en Nueva York, ciudad que se resiste a abandonar pese a los deseos de su marido (André Holland).

Por ello, la decisión de Hall, quien en todo momento apuesta por dotar a la película de una elegancia visual fuera de todo duda, de rodar la película en 4:3 se revela como un acierto, ya que ayuda a resaltar ese sentimiento de cerrazón en sí misma, de intentar ignorar lo que sucede más allá de la apacible y solvente vida que lleva, pero haciéndolo también intentando no perder las raíces con su raza. Y al mismo tiempo dota a 'Claroscuro' de un clima íntimo que le sienta de maravilla.

Poderosa sin necesidad de grandilocuencia

Hay ahí una contradicción mucho más fascinante que todo lo referente a Ruth, quien simplemente pensó que nunca podría llevar la vida a la que aspiraba sin recurrir a ese engaño. En el caso de Irene va todo mucho más allá de eso, queriendo al mismo tiempo resaltar sus rasgos identitarios, pero hacerlo en una zona segura, sin la necesidad de sacrificar ninguna de sus comodidades.

Eso da pie a cierto clasismo en su forma de ser, tanto por la forma de tratar a su criada como por el hecho de apoyar el evidente aunque bienintencionado turismo cultural que está realizando un célebre escritor blanco (Bill Camp) aprovechando su buena relación con ella. Al final, ambas están intentando hacerse pasar por otra persona y la presencia de Ruth acaba siendo casi como una amenaza para Irene cuando la primera cree haber encontrado en ella a la amiga que tanto necesitaba.

A partir de esos ingredientes, Hall construye un drama poderoso pero que huye de lo grandilocuente, confiando para ello en que su reparto sea capaz de transmitir lo que la película requiere de ellos. Es cierto que hay momentos puntuales en los que la sutileza que parece buscar 'Claroscuro' en todo momento se resienten, pero, en líneas generales, se trata de una de sus fortalezas, llegando a sentirse que uno está viendo una película de otra época que da espacio a unas conversaciones ausentes en el cine de por aquel entonces.

No he dicho nada hasta ahora sobre que 'Claroscuro' es una película en blanco y negro, un recurso lógico para que todo el tema relacionado con que una persona negra intente hacerse pasar por blanca sea mucho más efectivo -hay algunos momentos en los que es alucinante el uso de las luces para resaltar la blancura buscada de Negga-, pero también acaba siendo la base sobre la que el trabajo de fotografía del español Eduard Grau ayuda a dotarla de un acabado visual precioso, resaltando además los esfuerzos de otros departamentos para transportarnos a Harlem durante los años 20 del sigo pasado.

La guinda la ponen sus protagonistas, con Thompson lidiando con un personaje fascinante dentro de su contradicción que se escuda como puede de las amenazas exteriores a las que tendrá que enfrentarse más temprano que tarde -una falsa sensación de seguridad que ella misma quiere que disfruten también sus hijos-, mientras que Negga brilla a través del encanto, como si su presencia fuese un hechizo al que es prácticamente imposible resistirse.

El resto del reparto tiene roles más específicos, evidente en el caso de Skarsgard como personaje representando el racismo de la época, llegando incluso a bromear con el hecho de odiar a todos los negros basándose simplemente en lo que otros cuentan sobre ellos, pero igualmente enriquecedor en otros. Y es que está claro que cualquier tipo de pasión de Irene hacia su marido ya ha desaparecido, por lo que a su manera puede decirse que también está intentando hacer pasar su matrimonio por uno feliz.

En resumidas cuentas

'Claroscuro' es una muy buena película que opta por abordar un tema muy delicado desde la intimidad, por lo que imagino que aquellos que se acerquen a ella buscando un retrato más general de esta llamativa práctica acabarán algo decepcionados. No obstante, el primer largometraje de Rebecca Hall nunca engaña y siempre raya a un nivel bastante alto en todo lo que se propone.

Fuente: Espinof


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