Francisco Freschi, argentino radicado en Barcelona, viajó de urgencia a Roma para documentar de cerca los preparativos de los funerales del Papa Francisco. A menos de 48 horas del fallecimiento, las calles alrededor del Vaticano se hallan tomadas por peregrinos, turistas y medios de comunicación, con vallados y pasillos recién montados para regular el ingreso al sepelio.
En La Mañana de Natagalá, Freschi destacó el contraste entre el ambiente festivo de la reciente Semana Santa y la conmoción general: “es una locura lo que se ve en la ciudad, gente que viajó pensando en el Jubileo y ahora vive este acontecimiento histórico”.
El impacto económico también se siente en los precios: alquileres y comidas subieron al ritmo de la demanda, bautizados por algunos como “tarifas Papa Francisco”.
Freschi, cuya pasión por la fotografía y el relato lo llevó a improvisar el viaje sin fecha de regreso, calcula quedarse hasta que comience el cónclave, el proceso que elegirá al nuevo pontífice. “Los días más decisivos serán cuando lleguen cardenales y delegados; todos mirarán la chimenea para el humo blanco”, explica.
Entre multitudes de diversas nacionalidades, Freschi conversó con fieles y escépticos. Relató el emotivo encuentro con una devota salvadoreña que lloraba frente a Santa María la Mayor, agradecida por la figura del Papa latinoamericano y la sorpresa de locales menos practicantes que contemplan el evento con distancia.
“La empatía con Francisco, un pontífice de perfil austero y cercano, trasciende culturas: muchos sienten que es ‘más nuestro’ por su origen y su sencillez”, concluyó el cronista.
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