"Recién intentamos matar a Cristina", le escribió Nicolás Carrizo a un tal "Kevin Bargas 2" a las 23.17 del 1 de septiembre, es decir, dos horas después del intento de magnicidio. "Mi empleado.

Le quiso disparar. Va a ir preso", siguió el dueño de la máquina de hacer copos de azúcar, en alusión a Fernando Sabag Montiel. "El arma es mía amigo. Te lo juro por dios. Estamos con el grupo.

Todos juntos", agregó. Y redobló envalentonado: "Para que el gobierno sepa con quienes se están metiendo. Bueno amigo el que la va a matar seguro va a ser un amigo o voy a ser yo. Recordá esta fecha. Esta hdp ya está muerta".

Las impactantes frases aparecieron en un análisis del celular de Carrizo que hizo la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP), órgano del Ministerio Público Fiscal.

Las detectó la querella de CFK, pero parece que al juzgado de María Eugenia Capuchetti hasta ahora se le habían pasado por alto pese a que el informe está en la causa hace un mes.

Para los abogados de la vicepresidenta, José Manuel Ubeira y Marcos Alzazabal, el hallazgo muestra que Carrizo lejos de estar haciendo bromas como quiso argumentar en su indagatoria tuvo un papel de "líder en la planificación del ataque" y que operó una "asociación ilícita", figura que piden por primera vez que se aplique.

Apuntan a que se deje de tratar este tema como un delito cualquiera y se lo investigue en su dimensión institucional.

Le requirieron al juzgado que vuelva a indagar a Carrizo como coautor del intento de homicidio (en lugar de cómplice) así como a Sabag Montiel y Brenda Uliarte, ya que esas y otras conversaciones no habían sido incorporadas a los interrogatorios previos.

"Recién intentamos matar a Cristina", le escribió Nicolás Carrizo a un tal "Kevin Bargas 2" a las 23.17 del 1 de septiembre, es decir, dos horas después del intento de magnicidio. "Mi empleado.

Le quiso disparar. Va a ir preso", siguió el dueño de la máquina de hacer copos de azúcar, en alusión a Fernando Sabag Montiel. "El arma es mía amigo. Te lo juro por dios. Estamos con el grupo. Todos juntos", agregó. Y redobló envalentonado:

"Para que el gobierno sepa con quienes se están metiendo. Bueno amigo el que la va a matar seguro va a ser un amigo o voy a ser yo. Recordá esta fecha. Esta hdp ya está muerta".

Las impactantes frases aparecieron en un análisis del celular de Carrizo que hizo la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP), órgano del Ministerio Público Fiscal.

Las detectó la querella de CFK, pero parece que al juzgado de María Eugenia Capuchetti hasta ahora se le habían pasado por alto pese a que el informe está en la causa hace un mes.

Para los abogados de la vicepresidenta, José Manuel Ubeira y Marcos Alzazabal, el hallazgo muestra que Carrizo lejos de estar haciendo bromas como quiso argumentar en su indagatoria tuvo un papel de "líder en la planificación del ataque" y que operó una "asociación ilícita", figura que piden por primera vez que se aplique.

Apuntan a que se deje de tratar este tema como un delito cualquiera y se lo investigue en su dimensión institucional.

Le requirieron al juzgado que vuelva a indagar a Carrizo como coautor del intento de homicidio (en lugar de cómplice) así como a Sabag Montiel y Brenda Uliarte, ya que esas y otras conversaciones no habían sido incorporadas a los interrogatorios previos.

La propia Cristina Fernández de Kirchner compartió la presentación judicial en su cuenta de Twitter.

"El mensaje que estás viendo ("Recién intentamos matar a Cristina") surge del celular de Nicolás Carrizo, el tercer detenido por el intento de asesinato en la puerta de mi casa. Las conversaciones que mantuvo esa misma noche con sus contactos prueban su rol como coautor", escribió CFK.

El escrito vuelve a advertir que Capuchetti no investiga las pistas sobre "Nueva Centro Derecha", la agrupación de Hernán Carrol, y sobre Gerardo Milman, pero que incluso "mientras tomaba decisiones que frustraban las investigaciones" contra ambos su "juzgado se había convertido en escenario" de un desfile de testigos de la defensa de Carrizo que "habían estudiado sus guiones" y no profundizaba nada respecto del trío que componía con Sabag Montiel y Uliarte.

El escrito el pide Capuchetti que "deje de descartar líneas de investigación y haga lo que la ley le indica que debe hacer: precisamente averiguar la verdad".

Los chats de Carrizo

En el intercambio con "Kevin Bargas 2", Carrizo le reenvía un chat con Uliarte, que ya se conocía, donde él le dice "estamos todos juntos, a la mierda Cristina" y la mujer le responde que la próxima vez dispararía ella.

Después el hombre del negocio de los copos de azúcar el dice a su interlocutor que aún no está identificado: "No sabés que hicimos con esto. Generar miedo".

Es un discurso idéntico al que se escuchaba en boca de los integrantes de Revolución Federal, en sus "vivos" de Twitter Spaces, un asunto que sigue tramitando en una causa aparte. También en sintonía con esa organización de ultraderecha a las intenciones de matar le suma un plan destituyente:

"Estamos pensando matar al jefe de la Cámpora y al jefe de la movilización de la izquierda. Matar a Cristina. Para obligar al señor presidente a que renuncie. El y toda sus movilización".

Estos mensajes se complementan como un rompecabezas con otros que estaban incorporados al expediente, en informes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) pero permiten confirmar hipótesis y agregan personajes.

Carrizo le había hablado del  arma a su hermanastra, Andrea Posadas. En comienzo le dijo que el arma era suya, pero horas más tarde le informó con cierto alivió que era otra. El, dijo, les había entregado "un 22 corto" y la pistola que llevaba Sabag Montiel era una Bersa.

También le había dicho a su otro hermanastro, que figuraba como Jony White (es Jonathan Posadas) que querían "matar al jefe de la Cámpora".

En mensajes que recién se conocen ahora le dice: "Jona, estoy jodido de verdad. Mi empleado intentó matar a Cristina. Le apuntó con un arma. Y van a abrir una investigación.

Me tengo que tomar el palo. Estamos jodidos". Le reenvía la misma conversación con Uliarte que le había mandado a "Kevin" y le dice, a las 22.42: "El arma es mía por eso. Espero que no salte nada".

A una usuaria que figura como "Sol vecina", Carrizo le dice que había armado un grupo de "ideología liberal" y que por eso era sospechoso. Su defensa había insistido en que el grupo de whatspp, llamado "Girosos", era para salidas nocturnas.

El 31 de agosto, el día previo al ataque, Sabag Montiel dijo ahí: "A Cristina quiero matar..." . Otro integrante del grupo de los llamados "copitos", que se había presentado a declarar como testigo, Miguel Angel Castro Riglos, se regodeó en el diálogo interno:

"Listo giroso al final puso inestable a la política argentina". "Literalmente logramos lo imposible, pusimos inestabilidad al país", agregaba. Aun así, Capuchetti había descartado su participación.

Sinceramente, si bajan a Cristina, bajan a la Cámpora; y con esto le damos un golpe terrible al gobierno, ya fue avisada, se cebaba Carrizo.

También habla con una persona que aparece como "Lia", pocas horas después del atentado, cerca de la medianoche. Le cuenta que Sabag es empleado suyo, ella le manda tres mensajes que están borrados y Carrizo le manda fotos de Sabag Montiel. Se jacta: "No tenés idea del grupo que formé.

Si se dan las cosas bien el trabajo lo voy a terminar yo". Lo dice luego de criticar a Sabag porque "no le dio recarga" (la bala no estaba en la recámara de la Bersa que fue secuestrada). "Es un boludo", dijo. Al contacto que figura como "Prima Vero", también Carrizo le decía: "es un golpe que le dimos al gobierno" y "se va a poner peor".

La querella pidió como medida que se identifique a todas las personas con las que carrizo intercambió mensajes y las cite a dar testimonio.

Planteó que no hay dudas, con todo el nuevo material, que Carrizo participó de la planificación del atentado.

Hasta ahora se le imputaba haber entregado un arma pese a que a su hermanastra le había dicho "esto estaba planificado para dentro de una semana, hizo todo mal, es un pelotudo (por Sabag) (...) estamos decididos a matarla a la puta esa, Cristina tiene miedo, salió mal pero tiene miedo".  Los mensajes revelados, donde a otras personas les dice algo similar, confirman su función central.

Por eso insisten en que se lo impute como coautor. Analizan que el objetivo iba todavía más allá de asesinar a CFK, querían desestabilizar. Sabag Montiel buscó trabajo en Recoleta, además de un departamento, y también en Santa Cruz, dice el texto. "La asociación ilícita tenía un funcionamiento más aceitado y complejo del que se conoció hasta el momento", dice la querella.

Los abogados sostienen que en este caso es pertinente aplicar la figura de asociación ilícita aunque la justicia federal porteña suele usarla "para perseguir a personas que no le agradan" porque, según la Corte, se utiliza para situaciones en las que un grupo de personas se organiza para afectar el orden público.

Fuente: Página12


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