El mundo volvió a mostrar este lunes el contraste entre una evolución alentadora de la curva de contagios en los países más castigados por el coronavirus y pronósticos de un impacto demoledor de la pandemia sobre la economía y el empleo, sin precedentes en tiempos de paz.

En España -segundo en el mundo por cantidad de contagios y tercero por número de muertes-, el gobierno preparaba hoy para anunciar mañana un programa de paulatina reanudación de las actividades, en varias fases, tras haber permitido ayer la salida de los niños a las calles por una hora.

En Italia -tercero global por casos y segundo por fallecimientos-, representantes del sector privado, la Iglesia y hasta del propio gobierno criticaron por insuficiente la decisión del primer ministro, Giuseppe Conte, de flexibilizar la cuarentena a partir del 4 de mayo próximo.

“Honestamente esperábamos una decisión con más coraje: se podía, se debía osar más”, afirmó la ministra de Agricultura, Teresa Ballanova, en una entrevista publicada hoy por el diario Repubblica, y subrayó que “muchas haciendas corren el riesgo de no poder volver a abrir, o hacerlo con menos empleados”.

En el Reino Unido -quinto en el mundo por contagios y decesos-, el primer ministro, Boris Johnson, dijo que aún es temprano para levantar o flexibilizar la cuarentena y el ministro de Finanzas, Rishi Shunak, reportó que 25% de las empresas cerró por la crisis y se perdieron o suspendieron más de cuatro millones de puestos de trabajo.

En tanto, la Unión Europea (UE) espera para este año una caída promedio del producto bruto interno (PBI) de los miembros del bloque de entre 5% y 10%, advirtieron ante el Parlamento Europeo, en Bruselas, el vicepresidente económico del Ejecutivo comunitario, Valdis Dombrovskis, y el comisario del área, Paolo Gentiloni.

Pero además, el impacto económico de la pandemia será “marcadamente diferente” entre los estados de la UE, lo que puede “poner en riesgo el mercado interno y la igualdad de condiciones en general”, y configura “una crisis simétrica y externa, que no tiene precedentes por su potencial perturbador y requiere una respuesta sin precedentes e innovadora”, señaló Gentiloni, según la agencia de noticias EFE.

Más de la mitad de los estados norteamericanos comenzó a flexibilizar la cuarentena en los últimos días, después de que la semana pasada se informara que las solicitudes de subsidios por desempleo en todo el país habían sobrepasado los 22 millones desde el comienzo de la pandemia.

En América latina, los dos países más poblados, con los PBI más grandes y con la mayor cantidad de contagios y decesos por coronavirus -Brasil y México- también exhibieron pronósticos sombríos sobre sus economías.

En Brasil, el mercado financiero elevó en una semana de 2,96% a 3,34% su expectativa de contracción de la economía para este año, según la encuesta habitual del Banco Central, y el Índice de Confianza del Consumidor que mide la Fundación Getúlio Vargas cayó 22 puntos entre marzo y abril, a 58,2%, y se situó en el nivel más bajo desde que se elabora el indicador, hace 15 años.

En México -que con 6,6% será la tercera economía latinoamericana con mayor retroceso este año detrás de Venezuela y Belice, según el FMI- la actividad industrial caerá 8,5% y perderá casi un millón de empleos, según el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).

Por otra parte, el impacto de la pandemia provocó casi un millón de desocupados en Israel, donde la tasa de desocupación saltó en menos de dos meses de 3,4% al actual 27,4%, la cifra más alta de su historia, según datos de la Oficina de Desempleo.

Fuente: Telam


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