Como todo en la vida de Meghan Markle y el príncipe Harry marca un hito. La pequeña Lilibeth Diana, nacida el viernes 4 de junio, pasará a la historia por ser la royal británica más cerca en la línea sucesora (es la octava) que ha nacido fuera de territorio británico.

La que hubiera sido la nieta de Diana de Gales no tendrá título nobiliario alguno. Por un decreto real que data de hace más de cien años se establece que solo los descendientes en linea directa de sucesión pueden ser príncipes o convertirse en reyes. Si el pequeño Archie ya quedaba fuera, lo mismo le pasa a su nueva hermanita. Según las reglas establecidas por el rey Jorge V en 1917, solo el hijo mayor del príncipe William y de Kate, el príncipe George, originalmente tenía derecho a ser príncipe.

La reina intervino antes del nacimiento de George en 2013 para emitir una patente de letras para garantizar que los hermanos de George, Charlotte y Louis, tuvieran títulos adecuados como hijos del futuro rey. Para todo esto hay excepciones. Según las reglas de George V, Archie tendrá derecho a ser un SAR o un príncipe, pero no hasta que su abuelo Charles tome el trono. Es decir que si alguna vez el marido de Camila de Cornualles reina, tal vez a los vástagos de Meghan les toque algún título. De momento, tienen que conformarse con ser hijos de un príncipe británico y nietos de una leyenda.


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