Por Sergio Arboleya

Peteco Carabajal trae a Buenos Aires la “Gira de los 100 pueblos”.

Peteco Carabajal, quien junto a sus hijos Homero Carabajal y Martina Ulrich conforma el terceto Riendas Libres, embarcado en una “Gira de los 100 pueblos” que llegará el próximo fin de semana a tres salas de Buenos Aires con nuevas canciones -entre ellas una dedicada a Diego Maradona-, admitió que esta serie de recitales “obedece a una cuestión casi de urgencia tras un año sin trabajar”.

“Si antes cobrábamos 100 ahora cobramos 1 y pasamos de actuar para miles a hacerlo para 80 personas, pero es algo que hacemos sin vergüenza, sin medir y con altura artística”, asegura Carabajal durante una charla con Télam atravesada por la crisis generada por la pandemia.

A los 64 años, el músico, cantante y compositor santiagueño que legó al repertorio de la música popular obras de la talla de “Como pájaros en el aire”, “Viejas promesas”, “La estrella azul”, “Soy santiagueño, soy chacarera”, “Desde el puente carretero”, “Volveré a Salavina”, “Perfume de carnaval”, “Al despertar” y “Digo la mazamorra” (sobre poema de Antonio Esteban Agüero), por citar apenas algunas, es parte de un nuevo desafío.

El proyecto Riendas Libres se lanzó en 2017 y a finales de ese mismo año publicó su álbum debut “El amor como bandera”, mostrando desde entonces una apuesta sonora que a la altura de la trayectoria de Peteco sintetiza tradiciones y novedades barnizadas por audacia y talento que Martina y Homero heredaron y asumen con ímpetu propio.

Con esa impronta el trío viene trajinando desde enero la “Gira de los 100 pueblos”, que por estas noches suena en localidades cordobesas y llegará luego a Buenos Aires con funciones en el Club Cultural y Fomento City Bell (el 26 a las 21); en el porteño Teatro El Nacional (el 27 a las 21.30 con entradas por Plateanet); y en El Padilla Espacio Cultural de Temperley (el 28 a las 19 con entradas por Passline).

"Riendas libres al amor" - Riendas Libres

Télam: Como parte de este tour llegan a una sala grande como la del Teatro El Nacional en el centro de Buenos Aires ¿Eso cambia en algo la propuesta de Riendas Libres?

Peteco Carabajal: Hacer un teatro no es algo diferente a lo que hacemos en todos los pueblos. Tocamos con guitarras y bombo y dándole mucha importancia al repertorio que arranca desde mis primeras composiciones y vamos mezclando con lo que grabamos en nuestro primer disco y algunas canciones nuevas como otra dedicada a Diego Maradona.

T: ¿Como una segunda parte de “La canción del brujito” de 1986?

PC: Aquella canción estaba dirigida a la gracia que reciben algunas personas. En el caso de “Magia maternal” y a partir de una muy linda melodía que trajo Homero se me ocurrió hacer un juego e imaginar un encuentro espiritual entre Maradona y sus padres, donde desde las dos partes se dicen cosas y ya no está el jugador ni el famoso ni el coro que lo viva. Y ellos le proponen: “Ya no cargues la cruz/ya basta de ese peso/Escapemos al fin hacia el universo”. Siento que la pude escribir porque me impactó y lloré mucho por la emoción que me produjo su muerte y así cierro toda una historia con él.

T: ¿Volver a los escenarios también incluyó la necesidad de reencontrarse con el público?

PC: Lo material era lo más urgente porque cuando hicimos los streaming nos sentimos muy bien por juntarnos y tocar y con la misma calentura y artísticamente fue buenísimo para nosotros, pero faltó poder aportar unos pesos para la economía familiar y para, por ejemplo, terminar nuestro segundo disco que ya está todo grabado pero no pudimos avanzarlo por falta de medios. Hoy con esta gira se juntan las dos cosas y es importante para todos y allí dónde vamos, el público lo recibe agradecido.

T: ¿Qué significa artísticamente para vos el tocar con tus jóvenes y talentosas descendencias?

PC: A mí me ha dado la posibilidad de seguir experimentando para poder cantar totalmente libre y con los ojos cerrados y a gran velocidad. Con ellos puedo entregarme así y no me van a dejar caer porque están a la altura con mucha creatividad y mucha idea andada juntos. Ellos me revitalizan y me dan la posibilidad de equilibrar lo que tengo yo, que es la experiencia y un mayor conocimiento sobre lo que llamamos tradición. El trío tiene mucho matiz pero suena bien y suena fuerte, como una sola guitarra de 40 cuerdas.

Fuente: Telam


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