Tras siete años de incertidumbre y una condena que luego fue anulada por la Cámara Federal de Casación Penal, la exintendenta de Resistencia y exdiputada nacional, Aída Ayala, estuvo en La Mañana de Natagalá:
“Soy inocente. Esto fue armado con conjeturas, con llamados anónimos, sin pruebas. Lo dijimos durante siete años y finalmente la Justicia lo reconoció”.
El origen del caso estuvo vinculado a la contratación de la empresa PIM para la recolección de residuos, un contrato que, según Ayala, se ejecutó solo en un 14% durante su gestión, mientras que los demás intendentes continuaron con las mismas condiciones sin ser cuestionados.
“Fue armada la causa porque molestaba, utilizaron la justicia para sacarme del medio”, asegura.
A pesar del desgaste, Ayala habla de cómo aprendió a vivir para sí misma: “Empecé a estudiar inglés, a tocar la guitarra, voy al teatro. Aprendí cosas que antes no podía hacer por falta de tiempo. Es un aprendizaje increíble”.
Pese a la dureza de la experiencia, la exintendenta asegura que nunca se alejó de la política ni del contacto con los vecinos: “Política se hace siempre. Eso me salvó. Ver a la gente, escuchar, charlar en la calle, en el gimnasio, en el supermercado... ese cariño me dio fuerzas cuando todo se derrumbaba".
Respecto a la política, Ayala aclara que continúa vinculada a la ciudad, pero no busca cargos: “Mi objetivo no era ocupar cargos, sino limpiar mi nombre y demostrar que hice una gestión transparente. La política sigue siendo mi pasión, pero hoy también disfruto de vivir para mí”.
Consultada sobre la situación actual del país y la provincia, fue contundente: “La clase media no llega a fin de mes.
La gente usa la tarjeta para comprar comida. Hay hambre, y quien no lo vea se equivoca. El Estado tiene que crear trabajo, no solo ajustar".
Finalmente, la exjefa comunal dejó una reflexión sobre el aprendizaje que le dejaron estos años:
“Tengo tatuado en el brazo ‘Resiliencia’ y ‘No te rindas’. Eso me representa. Me destruyeron, pero me volví a levantar. Y si algo aprendí es que la verdad, tarde o temprano, se abre camino.”
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