Lima.- Un golpazo innecesario. De esos inexplicables. Que frustran hasta el alma a los competidores. Un baldazo de agua fría. El básquetbol argentino todavía recuerda la medalla dorada de los varones de la mano de Facundo Campazzoy Luis Scola.
El básquetbol femenino no tuvo la misma suerte por impericia organizativa. Un papelón mayúsculo en los Juegos Panamericanos que terminó sacando del torneo a las Gigantes. Perdieron los puntos ante Colombia por falta de indumentaria.
La Argentina se presentó con camisetas azules, las mismas que vestía su rival, y el encuentro fue suspendido provisionalmente. Es decir, ambos conjuntos tenían su color alternativo.
Lo paradójico, además, es que el calentamiento precompetitivo duró 30 minutos y nadie se dio cuenta de que los dos equipos estaban de azul
La responsabilidad recayó en la representación argentina, que no tuvo en cuenta cuál era la casaca que debían usar las Gigantes, designadas para vestir los colores titulares.
La selección había llevado la camiseta alternativa. Colombia, inmediatamente, en medio de la contrariedad y el estupor, pidió que le dieran por ganado el encuentro.
Lo que finalmente sucedió, luego de infructuosas gestiones desde la dirigencia, incluidoGerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino.
El escándalo fue tal que, poco después del episodio, el jefe de equipo Hernán Amaya y la Directora de Desarrollo del básquet femenino, Karina Rodríguez presentaron la renuncia a sus respectivos cargos y quedó reflejado en un tuit de la Confederación Argentina de Básquetbol.