jueves 16 de octubre, 2025

Salvador Cuño: “consumir a los 12 años no es un dato aislado, es el reflejo de una sociedad en crisis”

15 de octubre 2025

El médico pediatra Salvador Cuño, especialista en salud integral de la adolescencia y titular del programa provincial Fortaleza, advirtió que el consumo problemático en la infancia y juventud atraviesa todos los sectores sociales y se agrava por la falta de contención familiar, comunitaria e institucional.

“Hoy tenemos chicos de 10, 12 años consumiendo alcohol, marihuana e incluso cocaína. No es un tema de barrios pobres o extremos de vulnerabilidad: el problema se expandió y está naturalizado”, sostuvo en El Resumen de Natagalá.

Cuño destacó que el narcotráfico actúa con recursos y logística que superan largamente la capacidad de control del Estado, pero remarcó que el foco no puede limitarse al tráfico sino a la demanda.

“El niño que fuma en una plaza o el adolescente que vuelve dado vuelta de un boliche no llega solo a esa situación. Hay ausencia de padres, escuelas, iglesias, vecinos, instituciones. Todos somos responsables”, aseguró.

En esa línea, señaló que más del 60% de los casos podrían revertirse con acompañamiento familiar, intervención temprana y trabajo comunitario.

El titular de Fortaleza explicó que el desarrollo neurológico en la primera infancia es clave para prevenir futuras conductas de riesgo.

Describió que los primeros años de vida son determinantes para el funcionamiento cerebral y que la estimulación, el afecto, la alimentación y los vínculos tempranos influyen directamente en la capacidad de autocontrol y toma de decisiones en la adolescencia.

“Un chico no respeta o transgrede porque sí. Si no hubo crianza adecuada, ese potencial se pierde”, afirmó.

Cuño pidió cambiar la mirada social frente al consumo. Criticó la permisividad con la que se venden bebidas alcohólicas a menores y la falta de involucramiento comunitario. También cuestionó que gran parte de la sociedad naturaliza prácticas que antes se consideraban problemáticas.

“No podemos mirar para otro lado. Esto no se resuelve solo con programas estatales. Necesitamos una red involucrada: familias, escuelas, iglesias, organizaciones y vecinos. Si no hay responsabilidad y empatía, la prevención llega tarde”, concluyó.

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