A cuatro meses de haber enfrentado un cáncer de mama, Dolores Fonzi elige a ¡Hola! para compartir sus vivencias. "Alimentar la basura me da fobia, transmitir una experiencia personal de modo de que algunas personas se sientan identificadas es distinto para mí".

Cuando se decide a hacer algo, cumple. Prueba de ello son los reportajes, siempre sinceros y generosos, que le dio a ¡Hola! Argentina en los últimos años. En líneas generales, el vínculo de Dolores Fonzi (41) con los medios no es fluido. La actriz desconfía del periodismo.

"No vivo de la exposición pública, no me debo a los medios. Creo que pueden hacer mucho bien y mucho mal. Si pudiera, preferiría no lidiar con esta faceta de mi profesión. Por otro lado, ahora tengo de qué hablar. Alimentar la basura me da fobia, transmitir una experiencia personal de modo de que algunas personas se sientan identificadas es distinto para mí", cuenta en un booth de Ponyline, el bar del hotel Four Seasons donde tiene lugar esta charla, tras varias horas de fotos en una suite de La Mansión.

La última vez que conversamos con ella fue en mayo de 2017. Por aquel entonces, Dolores volvía a caminar el tapis rouge del Festival de Cannes de la mano de su novio, el director de cine Santiago Mitre (38).

En apenas dos años, su vida cambió de manera "contundente", como le gusta decir a la madre de Lázaro (10) y Libertad (8), los chicos que tuvo con Gael García Bernal. La protagonista encontró en Actrices Argentinas, el colectivo feminista que nació al calor de las marchas del Ni Una Menos y los debates en el Congreso sobre la legalización del aborto, un nuevo grupo de pertenencia.

Vivió, también, un gran susto cuando fue diagnosticada con cáncer de mama, del que está recuperada. "Lo mío fue muy leve. Tuve mucha suerte", confía a cinco meses de recibir la noticia en el set de grabación de la serie Puerta 7.

"Estaba recién maquillada y sola, por suerte. Me llamó la médica, que estaba de viaje, para que ganara tiempo. Me quedé helada y me largué a llorar. 'Listo. Ahora sí, a grabar', me dijeron de repente y yo no podía caminar. Me movía lento, estaba en otro mundo. Fue rarísimo".


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