El Sabalero llegó por primera vez en su historia a una final internacional: derrotó por penales a Mineiro y jugará el próximo 9/11 contra Independiente del Valle por el título.
Colón hace historia: con el brillo del Pulga Rodríguez y los guantes del arquero Leonardo Burián le ganó por penales a Atlético Mineiro en Belo Horizonte y jugará la final de la Copa Sudamericana ante Independiente del Valle, de Ecuador. En los 90′ había perdido 2-1, pero en los remates desde los 12 pasos confirmo la personalidad con la que jugó la serie. Y hace soñar a medio Santa Fe.
Con el 2-1 cosechado en la ida, el Sabalero apostó por la resistencia en la primera parte en Belo Horizonte. Apoyado en los marcadores centrales, en la personalidad de Federico Lértora y en su arquero Burián, buscó soportar el embate de Mineiro y empezar a jugar con su desesperación. A partir de la movilidad de Chará y el ex River y Banfield Cazares, el dueño de casa buscó romper el cerco, con más entusiasmo que ideas.
Tuvo el Sabalero algún buen movimiento cuando el Pulga Rodríguez se tiró atrás, o a partir de la pelota parada: un cabezazo de Guillermo Ortiz fue frenado con el pecho por un adversario y debió ser revisado por el VAR ante la duda sobre si la salvada había sido con la mano.
Pero O Galo fue ganando terreno y, aunque sea con envíos cruzados o centros, encerró a los de Lavallén. Contó con un par de arrebatos peligrosos y, a los 38′, halló el 1-0 en una acción aparentemente inocente. Un balón al área fue rechazado por Olivera, dio en la espalda de un adversario, y le quedó al argentino Franco Di Santo, que vulneró a Burián.
Los de Santa Fe se vieron obligados a salir un poco más en busca del gol de la clasificación. Y a los 6′ del segundo tiempo sufrieron el 0-2: tras una pelota parada, Mineiro sacó un contragolpe furioso, que terminó con Chará mano a mano, definiendo con pericia.
Atlético cambió la estrategia: se replegó para hacer valer la velocidad de sus hombres (sobre todo Cazares y Chará) y le cedió la pelota a un Sabalero sin filo. Por eso, Lavallén sacó a Aliendro y le hizo lugar a Bernardi. Y Colón se fue sintiendo cada vez más seguro, plantado en el campo contrario y encontrando espacios. A 15 minutos del final, Esparza, de taco, hizo temblar a los hinchas del Mineiro. Y tres minutos después Elías tocó a Morelo dentro del área y el Pulga Rodríguez anotó el descuento que le abrió la puerta a los penales.
El tanto, de hecho, nubló al local. El Sabalero mantuvo el apetito de búsqueda. Y llegó a los remates desde los 12 pasos. Allí, el remate fallado por Wilson Morelo (en realidad, lo contuvo Cleiton) no resultó un buen presagio. Pero Leonardo Burián atajó dos intentos (a Rever y a Juanito Cazares); convirtieron Guillermo Ortiz, Chancalay, Olivera, y el eterno Pulga (de 34 años), con una sutileza, le adosó una pátina de barniz al hito. Y Colón celebra un momento histórico.
Fue un premio a la búsqueda, a la personalidad. El Rojinegro arrancó perdiendo los dos encuentros. El ex Atlético Tucumán (que perdió a su papá hace apenas una semana) anotó un gol y dio una asistencia en el 2-1 en el Cementerio de los Elefantes. Y volvió a ser decisivo en Brasil. Lo secundó el uruguayo Burián, con su especialidad, los penales.
En la final de la Copa Sudamericana, a jugarse el sábado 9 de noviembre en Asunción, espera Independiente del Valle. El conjunto ecuatoriano igualó este miércoles en Quito (2-2) frente al Corinthians, pero como había ganado en su visita a Brasil (2-0) la semana pasada, se aseguró jugar la segunda final de su historia en un torneo internacional.
¿El antecedente? Llegó a la definición de la Copa Libertadores 2016 -perdió ante Atlético Nacional, de Colombia- luego de superar a River y Boca en las fases previas. Pero este Colón no le teme a nadie. Puede dar fe Atlético Mineiro...